Acampada en el trastero
La gente que ama de verdad la naturaleza sabe que dormir bajo el techo de tu tienda de campaña es una experiencia única. O incluso sin tienda para los más aventureros. Cuantas más estrellas tiene un hotel, menos posibilidades de ver estrellas de verdad. En cambio si vas de camping, alzar la vista en la noche prácticamente asegura la contemplación de varias constelaciones.
Pero no solo de la noche vive el camping. De día, excursiones a parte, podemos sentirnos como los mejores chefs al conseguir un plato delicioso con un camping gas. O convertir una minúscula mesa y sillas plegadas en un comedor improvisado con vistas privilegiadas. O atar una hamaca a dos árboles y echarse una siesta de profesional después de haber leído unas páginas de nuestra última novela (o del Marca).
Pero esta vida tan esencial, en el mejor sentido de la palabra, tiene un pequeño inconveniente. O nos convertimos en auténticos nómadas y vamos con la tienda de un lado para el otro, o llega el momento en que hay que volver a nuestras ajetreadas vidas y guardar los bártulos en algún sitio.
Y cuánto más nos gusta irnos de cámping, más detalles vamos adquiriendo: se empieza por la tienda y los sacos, pero en seguida añades sillas, mesas, vajilla, luces… y todo eso hay que guardarlo. Si eres un privilegiado y tienes una casa grande con excedente de armarios no hay problema, pero sino, un buen trastero será tu mejor aliado.
Lo de acampar en el trastero era una exageración (aunque si realmente buscas experiencias extremas se puede probar) pero lo que es totalmente real es que todo lo relacionado con el camping estará perfectamente resguardado en un trastero, y el fin de semana que lo quieras rescatar lo podrás hacer en unos minutos y habiéndote ahorrado el desorden que normalmente provoca guardarlo en tu casa.
No lo pienses más, contacta no nosotros y continua disfrutando de este saludable hobby sin preocuparte del espacio. Bueno sí, preocúpate del espacio, pero solo para ver las estrellas.